Los trabajadores
En esta pintura su
creador relata a un grupo de personas que regresan de un largo día de trabajar
la tierra. Se puede apreciar que las personas están descalzas, con apenas las
herramientas necesarias, lo cual pone de manifiesto las condiciones de
precariedad que tenían los campesinos en aquella época para trabajar y que en
la actualidad aún está vigente dicha situación. Por otra parte, también se
puede apreciar la fortaleza y la solidez de la raza indígena.
Los niños muertos
En este cuadro su
autor describe un hecho que marcó su vida. Al respecto se puede decir que con
el edad de 13 años Oswaldo Guayasamín vivió el periodo conocido como la “Guerra
de los Cuatro Días”, donde uno de sus mejores amigos, Manjarrés murió producto
de una bala perdida. Esta muerte sin sentido, dejó una profunda huella en el
pintor, lo cual expresó a través de su obra.
Madre y niño
En esta obra se
puede apreciar una temática que fue recurrente en la carrera del pintor. En este
sentido, el retrato de madres y niños juntos, se transformaría en la
representación más grande del amor. En relación a este cuadro en específico se
puede decir que ha sido considerado como el precursor de una colección
posterior, a la cual el pintor denominaría “Ternura”, que fue dedicada a su
madre en particular y a todas las madres en el mundo.
Quito niebla verde
Esta obra
representa el profundo amor que sentía Guayasamín por su país, de manera
especial por la ciudad donde nació. El primer cuadro que pintó de una serie fue
Quito verde, en el año 1948. En esta obra se puede apreciar la importancia que
se le brinda al conjunto de montañas que rodean a la ciudad, en especial el
Pichincha, el cual representaba para el pintor una especie de animal vivo que
cambia de colores acorde a las estaciones del año, verano o invierno, incluso
si es el amanecer, medio día o atardecer.
Ataúd blanco
En esta obra el
autor retrata la terrible situación en la que una familia debe enterrar a su
hijo. En este sentido se puede destacar que constituía una costumbre en épocas
anteriores que el entierro de los niños fuera en un ataúd blanco, lo cual era
un símbolo de pureza debido a la vida corta que tuvieron. De igual modo los
ataúdes eran decorados con pan de oro. No obstante, las familias indígenas al
no poseer recursos económicos, realizaban este tipo de entierros con el papel
brillante de las cajetillas de cigarros. Fue con esta obra que Oswaldo
Guayasamín obtiene el Gran Premio de la III Bienal Hispanoamericana de Arte, en
el año 1955.
La Marimba
El autor en esta
obra representó la danza y música del pueblo de la provincia de Esmeraldas.
Esta comunidad catalogada como afroecuatorianos, danzan al ritmo de los tambores
para ahogar sus penas y alegrar el alma.
Las manos de la protesta
En su colección “La
Edad de la Ira”, Guayasamín realizó pinturas trascendentales, entre las cuales
se destaca la serie “Las Manos”, y dentro de esta serie la pintura referida a
“la protesta” resultó ser de vital importancia, debido a que resume la actitud
del ser humano frente a la injusticia. En este sentido, la injusticia
representa unas manos insaciables de unos pocos, frente a la mayoría de la
humanidad que sólo tiene unas manos de mendigo.
Los Mutilados
El tema en el cual
el pintor se basó para elaborar esta pintura fue la Guerra Civil española.
Acorde a una anécdota, se relata que Oswaldo Guayasamín asistió a un partido de
fútbol, al cual también fueron veteranos de la Guerra Civil contra el General
Franco. Así mismo, en el momento en el que uno de los equipos lograba hacer un
gol, lo visitantes en las tribunas se levantaban a festejar y así se podía
apreciar que una parte importante de los asistentes les faltaban algunas
extremidades, dígase manos y piernas, secuelas de la guerra. Esta experiencia
marcó al pintor ecuatoriano y sirvió como tema de inspiración para realizar
esta obra.
Lágrimas
de sangre
Este
cuadro el pintor lo dedicó de manera especial a tres personajes chilenos hacia
los cuales sentía una profunda admiración. Estos personajes eran, Salvador
Allende, Víctor Jara y Pablo Neruda, este último era un gran amigo del pintor
ecuatoriano. El cuadro constituye una reacción a los acontecimientos que
significaron el periodo de la dictadura militar de Augusto Pinochet en Chile.
El
guitarrista
En esta obra el pintor resume el dolor
permanente y el sufrimiento de los pueblos gitanos, que transitan como nómadas
por el mundo. Por medio de este cuadro, se persigue exteriorizar con el canto
un poder desgarrador lleno de lamentaciones. De igual modo, se puede
interpretar la presencia de un ritmo flamenco que nace del pecho del músico
gitano y que al salir al entorno que lo rodea evidencia tragedia y dolor.
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